Hacia tiempo que Laura no caminaba por aquellas calles, de hecho cuando partió de casa aquel día, juró que nada la haría regresar por aquellos lados. Ahora estaba allí caminando entre las baldosas que conocía casi de memoria. Puso un pie delante del otro y caminó en linea recta sobre la junta de las bandosas, mientras pensaba en silencio. -¿Por qué? ¿por qué a mi? -. No cabían dudas de que las cosas son como son y que son por alguna razón en especial, aunque aún no pudiera verla; Pero aún así, Laura no podía evitar preguntarse por qué. Entro a la casa y se sentó cerca. Desde donde estaba podía mirarla. Clavo sus ojos en ella y en silencio dejó que cayeran sus lágrimas, esas que venía apretando fuerte en medio de la garganta. Así, lentamente, fue enjuagando cada uno de esos dolores que guardaba. Todo parecía desierto de aquí en adelante y eso la hacía temblar todavía, pero se puso de pie y la besó en la frente, respiró hondo y dejó caer la ultima lágrima sobre su rostro. Hay cosas q...