Antonia, ¡cuánto me dueles Antonia! Tanto como cada una, pero aún más… y es que no puedo dejar de pensarte porque son tantas las coincidencias y tan pequeña la diferencia que hizo que tu destino fuera diferente al mío…
¡Cuánto me duele tu muerte Antonia! dolorosa y solitaria, es que no basta con que no nos violen, no saben cuán necesario es que dejen de culparnos y empiecen a creernos. Y es que un abrazo y un te creo pueden hacer la diferencia entre ser quien firme o quien titule este triste texto.
Porque sí, a Antonia la mató Martín Pradenas esa noche de Fiesta Patria, pero también la mató Rodrigo Canario cuando, en medio del dolor, Antonia le abrió su corazón y Rodrigo no le creyó… A Antonia la mató la justicia, que anteriormente sobreseyó a quien sería también su violador, a Antonia la matamos todos, cuando no alzamos más fuerte la voz para decir BASTA , ni susurramos en el oído, Aquí estoy!.
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