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-No entiendo que le ves.- Dijo Erik mientras la veía a lo lejos con el ceño fruncido. Para él no era más que una chica aburrida, Pero Nando no demoró en responder sin quitarle los ojos de encima -Me gusta porque no se le nota que está rota y me contagia esa idea de que se puede ser feliz a pesar de tener un corazón despedazado. Y sí, le falta una pieza, de esas que nunca más va a encontrar, pero no le interesa, porque tampoco la está buscando. Sigue jugando con las que le quedan, sabiendo que nunca más va a volver a tener el rompecabezas armado arriba de la mesa. Y sin embargo guarda el dolor para otro momento y se para con esa fortaleza del que sabe que así es la vida. Porque ella ya entendió todo. Sabe que en la guerra siempre se pierde, por eso no se detiene a contar el saldo de la batalla. Perdió pero igual se ríe y disfruta. Contagia la idea loca de que se puede. Ella perdió justo lo que no tenía que perder. De todas las cosas posibles justo ésa no tenía que perderla y la perdió. Pero aunque duele en el pecho, en la garganta y en las entrañas, jamás se aferra de nada que la distraiga de la verdad de saber que la pieza no está y que no va a volver. Sigue. No tiembla. A veces tropieza, pero cree que caer mirando al cielo siempre compensa. Y entonces a mí me gusta, me gusta esa sonrisa en su cara. Me hace pensar que lo imposible no es tan imposible al final y que quizás, por esas cosas del azar, un día también puede llegar a quererme. Me gusta verla hacer magia con lo que tiene, sin preocuparse por buscar reemplazos. Pero sobretodo me gusta verla porque me planta la evidencia de eso que me cuesta asumir. Sí, que la gente rota tambien está completa. Las sonrisas no mienten. La mirada tampoco. Ella es feliz. No es careta. No es valiente. Es simplemente es una sobreviviente. Y por qué no, yo también.-


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Libres

  SER LIBRES DE LAS OPINIONES DE LOS DEMÁS. LIBRES DE LA ESCLAVITUD QUE SIGNIFICA ESTAR PENDIENTES DE LA IMAGEN FRENTE A LOS OTROS"  [Gurdjieff]   Confía en tu corazón, olvida las opiniones externas y suelta los viejos mandatos heredados y repetitivos sobre quién y cómo deber ser o hacer. Sólo cuando hayas olvidado todas las reglas, las criticas, incluso las constructivas y lo que los otros desean y esperan de vos, habrás podido hacer el suficiente silencio para escuchar en tu interior y despertar; tomar conciencia que depende sólo de nosotros ser todos los protagonistas de nuestra propia historia y animarnos, pese al qué dirán, a elegir lo que nos hace felices, lo que verdaderamente deseamos. No tengas miedo que el único pecado es no ser felices. •(Esto lo agrego yo)•

Memoria

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