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Cuestión de creer.


Me gustan las luciérnagas, dijo Sofía mientras lo miraba a los ojos y sin dejar espacio a palabras le dio un beso en la mejilla. Su rostro se volvió de un tono rojizo y ya no supo qué decir, entonces ella lo tomó de la mano y lo acercó a la orilla. Ves, ahí están las estrellas que te había prometido, las que te iba guardando. Las puse acá para no olvidarlas, aseguró mientras acercaba su mano al agua para tomar una estrella. Apretó entre los dedos un puñado de agua y le dijo, abrí tu mano, y con suavidad dejó caer el agua fría en la palma del muchacho. Ves, todos podemos tener una estrella, es sólo cuestión de creerlo.

Se dio media vuelta y se alejó del agua diciendo, me gustan las luciérnagas.

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Libres

  SER LIBRES DE LAS OPINIONES DE LOS DEMÁS. LIBRES DE LA ESCLAVITUD QUE SIGNIFICA ESTAR PENDIENTES DE LA IMAGEN FRENTE A LOS OTROS"  [Gurdjieff]   Confía en tu corazón, olvida las opiniones externas y suelta los viejos mandatos heredados y repetitivos sobre quién y cómo deber ser o hacer. Sólo cuando hayas olvidado todas las reglas, las criticas, incluso las constructivas y lo que los otros desean y esperan de vos, habrás podido hacer el suficiente silencio para escuchar en tu interior y despertar; tomar conciencia que depende sólo de nosotros ser todos los protagonistas de nuestra propia historia y animarnos, pese al qué dirán, a elegir lo que nos hace felices, lo que verdaderamente deseamos. No tengas miedo que el único pecado es no ser felices. •(Esto lo agrego yo)•

Memoria

No alcancé a esbozar el pensamiento y ya tenía su sonrisa frente a mis ojos. -Te quiero- decía sin saberlo y sin saber lo bien que me hacía. Un cuidadoso pero cálido abrazo rompió el hielo que hacía meses nos tenía separados, congelados, inmóviles casi irreconocibles. Lo extraordinario fue cómo mis brazos recodaban la forma exacta de su espalda y mi espalda el calor y la energía de su manos. El cuerpo tiene memoria, más memoria que la propia memoria; al menos que la mía que, dolida y asustada, ya hacía tiempo lo había olvidado. El cuerpo tiene memoria, me dijo mi maestra de danzas a mis ocho años y hoy recién la comprendo pues lo he comprobado . El cuerpo tiene memoria, sólo bastó una sonrisa y la fiesta pudo acabar en paz.

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