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Osiris

Oigo tu voz, pero tu voz no me habla. Te grito en silencio y no me escuchas. ¿Dónde estás? ¿Dónde te has metido?. Pequeño y sigiloso como siempre has sido, te veo pero no puedo tocarte. Y de pronto, así de la nada elijo meterte al fondo de un cajón olvidado, quizás ahí desaparezcas para siempre y pueda por fin dejarte yo de molestarte. Pero no, quizás no sirva de nada, porque deberías desaparecer desde siempre y no para siempre. ¿Y cómo hago ahora para que nunca hayas existido? si, aunque te fueras al final del universo, aquel beso que te dí irá a buscarte, tan sólo para torturarme. ¿Y cómo hago ahora para no haberte conocido? si, aunque quitara de un borrón todas las fotos, tu sonrisa mañanera vendrá a despertarme en algún sueño que yo no elijo. ¿Y cómo hago ahora para no saber tu nombre? si, aunque olvidara todas las letras con las que escribo, aún sabré Juan, que te llamas Francisco...
¿Cómo hago ahora? si oigo tu voz, pero ya no canta
para mí, ni a mi oído... Quizás sea que yo ya no soy yo... Quizás sea que nunca lo fui.

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Libres

  SER LIBRES DE LAS OPINIONES DE LOS DEMÁS. LIBRES DE LA ESCLAVITUD QUE SIGNIFICA ESTAR PENDIENTES DE LA IMAGEN FRENTE A LOS OTROS"  [Gurdjieff]   Confía en tu corazón, olvida las opiniones externas y suelta los viejos mandatos heredados y repetitivos sobre quién y cómo deber ser o hacer. Sólo cuando hayas olvidado todas las reglas, las criticas, incluso las constructivas y lo que los otros desean y esperan de vos, habrás podido hacer el suficiente silencio para escuchar en tu interior y despertar; tomar conciencia que depende sólo de nosotros ser todos los protagonistas de nuestra propia historia y animarnos, pese al qué dirán, a elegir lo que nos hace felices, lo que verdaderamente deseamos. No tengas miedo que el único pecado es no ser felices. •(Esto lo agrego yo)•

Memoria

No alcancé a esbozar el pensamiento y ya tenía su sonrisa frente a mis ojos. -Te quiero- decía sin saberlo y sin saber lo bien que me hacía. Un cuidadoso pero cálido abrazo rompió el hielo que hacía meses nos tenía separados, congelados, inmóviles casi irreconocibles. Lo extraordinario fue cómo mis brazos recodaban la forma exacta de su espalda y mi espalda el calor y la energía de su manos. El cuerpo tiene memoria, más memoria que la propia memoria; al menos que la mía que, dolida y asustada, ya hacía tiempo lo había olvidado. El cuerpo tiene memoria, me dijo mi maestra de danzas a mis ocho años y hoy recién la comprendo pues lo he comprobado . El cuerpo tiene memoria, sólo bastó una sonrisa y la fiesta pudo acabar en paz.

Un cuento de hadas

Sofía creía haberse enamorado, como se enamoran todas las chicas de su edad. Ciertamente lo había hecho, pero no como todas las otras. Amaba sus palabras, sus ojos, el olor a su piel, lo suave de su cabello. Y decía que él amaba el color de su voz, el sabor de su mirada y el olor de sus besos. Se amaban tanto, que tenían un país inventado, que digo un país, un mundo entero, donde el cielo permanecía en la aurora y los árboles eran todos de moras. Ella lo amaba, como todas las chicas de su edad aman, él la amaba, como las aman a todas las chicas de su edad; Se amaban tanto, que en un lugar se les acabó el amor y no se dieron cuenta. Sofía creía haberse enamorado pero, los cuentos de hadas son sólo eso, ella debió saberlo.