Hoy me preguntaron, si la felicidad tuviera olor ¿A qué olería? Y claro que la felicidad tiene olor, huele a pasto mojado y mandarinas. Pero no sólo eso, la felicidad es calentita como un abrazo debajo de las colchas, suavecita como la manito de un niñe, dulce como el helado y suena como a lluvia y a risa.
Lo único que no tiene la felicidad es una forma, porque puede tener cualquier forma, una o todas a la vez. Y es por eso la buscamos tanto, ¡porque la felicidad no se ve! Al menos con los ojos.
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