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Olvido

De a poco voy entendiendo que me quedé sin ti, que ya no estás ahí y que quizá jamás vuelvas a estarlo.
De a poco trato de convencerme que puedo volver a empezar y mirar el sol con ojos nuevos. Me quito las imágenes de un pasado que no volverá y empiezo, una y otra vez, a intentar ser yo misma. Me busco en tantas partes y no me encuentro y es que sospecho que "soy" contigo.
Sin ti ¿qué seré sin ti?. 
Me miro una y otra vez en el espejo y aún no me encuentro ¿Quién seré después de ti? Quizá sólo el reflejo de lo que fui a tu lado, de lo que me enseñaste a ser, de lo que aún no he olvidado.
Intento una y otra vez olvidarte, olvidarte de a poco y creo que he empezado a lograrlo. Parte por parte te me vas borrando, ya no recuerdo qué gusto tenía tu risa o de que color era tu voz, pero aún no puedo olvidar tus ojos.
Sé que cuando te olvide me habré olvidado también de mí. De a poco lo estoy haciendo. Y tendré que inventarme de nuevo, con otro rostro y otro cuerpo. Con otras palabras para decir te quiero. Y tal vez ya no pueda escribir más, ni soltar los pájaros del alma para decir lo que siento. A lo mejor, sólo me olvide de los colores que tanto adoro, pero aún me quede el gris, mediocre e insulso, muerto como mi alma, pero me quede el gris; con el que podré pintarte de nuevo. Una y otra vez, dibujarte en silencio.
Se que te perdí , que te perdí para siempre; o quizá me perdiste, aunque aún te espero y aunque esperando por ti, de ti muero.
Te espero mientras he comenzado a olvidar, como un bruto intento por vivir de nuevo. Te olvido y de a poco me olvido de mí y de todas las cosas que te llevas contigo. ¡Ay, hermoso olvido!.
De a poco te me vas borrando y el frío se hace dueño de todo lo que fuimos. De a poco voy enterrando, en los recovecos del tiempo, todos los recuerdos que comparto contigo.
Te vas y empiezo a oír tus canciones despacio, cada vez más despacio y te veo en mis recuerdos cada vez más lejano. Ya tu risa no sabe a miel, ni tu voz tiene el color del amanecer. Ya tu rostro no es más que un boceto y tus manos un último recuerdo. Sólo me quedan tus ojos, tus dos grandes ojos pardos que siguen intactos, como la fiel cicatriz de que has pasado por mi vida. Sé que a ellos, no podré olvidarlos.
De a poco te voy olvidando, despacio, lento, cómo quien camina sin saber a dónde va, pero decidido a irse. Así te dejo. Así te voy dejando y me voy yendo contigo.

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