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Desalojá

No esperaba encontrarse tal y como se encontraba. Jamás se hubiera imaginado abriendo la puerta de su alma aún ocupada.
-¡Desalojá!- Gritaba la policía con sus armas en alto, pero el inquilino no daba marcha atrás, aquel lugar le pertenecía y no había quién lo saque de allí. -¡Desalojá, mugriento! Hay gente que pagó por ese lugar, no te pertenece.- Intentaba hacerlo entrar en razones un comisario, sin mucha técnica para ello. La casa estaba ocupada y en la vereda, un revuelo de hombres vestidos de azul que iban y venían buscando la mejor manera o la más rápida, de sacar al ocupa de adentro. -¡Yo entro y lo cago a tiros! ¡Ese roñoso ya me tiene podrido!- Decía un sargento, al que le costaba un poco la tolerancia. -Pará Manuel, pará, ya vamos a encontrar el modo, no es cuestión.- Lo frenaba un compañero tomándolo del hombro. Mientras tanto, en la vereda del frente, de pie junto a un farol, esperaba atento el nuevo inquilino, que ya había pagado un mes por adelantado.


"El caso es que no puedo enamorarme de ti"

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Libres

  SER LIBRES DE LAS OPINIONES DE LOS DEMÁS. LIBRES DE LA ESCLAVITUD QUE SIGNIFICA ESTAR PENDIENTES DE LA IMAGEN FRENTE A LOS OTROS"  [Gurdjieff]   Confía en tu corazón, olvida las opiniones externas y suelta los viejos mandatos heredados y repetitivos sobre quién y cómo deber ser o hacer. Sólo cuando hayas olvidado todas las reglas, las criticas, incluso las constructivas y lo que los otros desean y esperan de vos, habrás podido hacer el suficiente silencio para escuchar en tu interior y despertar; tomar conciencia que depende sólo de nosotros ser todos los protagonistas de nuestra propia historia y animarnos, pese al qué dirán, a elegir lo que nos hace felices, lo que verdaderamente deseamos. No tengas miedo que el único pecado es no ser felices. •(Esto lo agrego yo)•

Memoria

No alcancé a esbozar el pensamiento y ya tenía su sonrisa frente a mis ojos. -Te quiero- decía sin saberlo y sin saber lo bien que me hacía. Un cuidadoso pero cálido abrazo rompió el hielo que hacía meses nos tenía separados, congelados, inmóviles casi irreconocibles. Lo extraordinario fue cómo mis brazos recodaban la forma exacta de su espalda y mi espalda el calor y la energía de su manos. El cuerpo tiene memoria, más memoria que la propia memoria; al menos que la mía que, dolida y asustada, ya hacía tiempo lo había olvidado. El cuerpo tiene memoria, me dijo mi maestra de danzas a mis ocho años y hoy recién la comprendo pues lo he comprobado . El cuerpo tiene memoria, sólo bastó una sonrisa y la fiesta pudo acabar en paz.

Un cuento de hadas

Sofía creía haberse enamorado, como se enamoran todas las chicas de su edad. Ciertamente lo había hecho, pero no como todas las otras. Amaba sus palabras, sus ojos, el olor a su piel, lo suave de su cabello. Y decía que él amaba el color de su voz, el sabor de su mirada y el olor de sus besos. Se amaban tanto, que tenían un país inventado, que digo un país, un mundo entero, donde el cielo permanecía en la aurora y los árboles eran todos de moras. Ella lo amaba, como todas las chicas de su edad aman, él la amaba, como las aman a todas las chicas de su edad; Se amaban tanto, que en un lugar se les acabó el amor y no se dieron cuenta. Sofía creía haberse enamorado pero, los cuentos de hadas son sólo eso, ella debió saberlo.