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Mostrando entradas de 2020

Olor a felicidad

Hoy me preguntaron, si la felicidad tuviera olor ¿A qué olería? Y claro que la felicidad tiene olor, huele a pasto mojado y mandarinas. Pero no sólo eso, la felicidad es calentita como un abrazo debajo de las colchas, suavecita como la manito de un niñe, dulce como el helado y suena como a lluvia y a risa. Lo único que no tiene la felicidad es una forma, porque puede tener cualquier forma, una o todas a la vez. Y es por eso la buscamos tanto, ¡porque la felicidad no se ve! Al menos con los ojos.

Álvaro (+18)

Pip-pip-piiiiii. Siete minutos. Ni cinco ni diez, siete minutos demora en descongelarse una pieza de pollo, que es un tiempo que nadie usa como parámetro para nada y que puede ser mucho tiempo para esperar en el teléfono, pero nada para estar en sala de espera de algún hospital y una vida entera para mirar como gira el microondas mientras se descongela el pollo. Pensaba mientras sacaba el plato intentando que no chorree.  Hacía un tiempo que Álvaro había empezado a medirlo todo, cómo una especie de guerra privada contra la rutina que había hecho de su vida una aburrida suma de momentos sin mucho sentido. Contaba los minutos que demoraba subir el ascensor al 4to piso, la hora en la que los vecinos empezaban a discutir, el tiempo que demoraba cada texto en publicarse en la web según la cantidad de caracteres que tuviera la nota y el tiempo exacto que demoraba el camino a casa por el centro o por el boulevard y la avenida, según que día de la semana y del mes fuera. Se había convertid...

Cuando te olvide

Ha comenzado Noviembre y de a poco voy entendiendo que me quedé sin ti, que ya no estás ahí y que quizá jamás vuelvas a estarlo. De a poco trato de convencerme que puedo volver a empezar y miro el sol con ojos nuevos; me quito las imágenes de un pasado que no volverá y empiezo una y otra vez a intentar ser yo misma. Me busco en tantas partes y no me encuentro; es que sospecho que "soy" contigo y sin ti ¿qué seré sin ti?.  Me miro una y otra vez en el espejo y aún no me encuentro ¿Quién seré después de ti? Quizá sólo el reflejo de lo que fui a tu lado, de lo que me enseñaste a ser. Intento una y otra vez olvidarte, olvidarte de a poco y creo que he empezado a lograrlo. Parte por parte te voy olvidando, ya no recuerdo qué gusto tenía tu risa o de qué color era tu voz, pero aún no puedo olvidar tus ojos color del cielo que me miraban con amor. Sé que cuando te olvide me habré olvidado también de mí. De a poco lo estoy haciendo y cuando acabe tendré que inve...

Antonia

Antonia, ¡cuánto me dueles Antonia! Tanto como cada una, pero aún más… y es que no puedo dejar de pensarte porque son tantas las coincidencias y tan pequeña la diferencia que hizo que tu destino fuera diferente al mío…  ¡Cuánto me duele tu muerte Antonia! dolorosa y solitaria, es que no basta con que no nos violen, no saben cuán necesario es que dejen de culparnos y empiecen a creernos. Y es que un abrazo y un te creo pueden hacer la diferencia entre ser quien firme o quien titule este triste texto. Porque sí, a Antonia la mató Martín Pradenas esa noche de Fiesta Patria, pero también la mató Rodrigo Canario cuando, en medio del dolor, Antonia le abrió su corazón y Rodrigo no le creyó… A Antonia la mató la justicia, que anteriormente sobreseyó a quien sería también su violador, a Antonia la matamos todos, cuando no alzamos más fuerte la voz para decir BASTA , ni susurramos en el oído, Aquí estoy!.

Y tú que no te enteras

¿Y cómo tú, que te enteras de todo, aún no te enteras que te quiero?, que me sudan las manos cuando estás cerca, que me tiemblan los labios cuando te hablo, que la voz se me escapa por los agujeros de mi alma cuando intento decirte lo que siento por ti. ¿Acaso no lo ves, o es que no estás mirando?.