Ir al contenido principal

Dame Señor

No puedo rezarte, te pongo en mi oración y no puedo rezarte.
Quisiera pedirle a Dios esta noche que tome en sus manos esto que nos pasa, pero no puedo soltarte. Rezo pidiéndole que no se haga mi voluntad y me siento una hipócrita, porque no puedo aceptar cualquier voluntad. Es que si decidiera quitarte de mi vida, quitarme de la tuya, no lo aceptaría, y es por eso que, hoy, no puedo pedirlo a corazón abierto, ni a viva voz...
Y es que aunque lo repita infinitas veces, no puedo decir "dale Señor ser feliz", como solía hacerlo, porque hoy nada me asegura que, en tu honda felicidad me guardes un lugar. No puedo decir "gracias Señor por su mirada y su sonrisa" porque agradecer tu mirada sin mis ojos reflejando tus pupilas y tu sonrisa sin el eco de mi risa, para mí hoy es una gran mentira, que no hace más recordarme lo muy egoísta que no puedo dejar de ser si pienso en ti.
No puedo rezarte esta noche. Te extraño tanto, te guardo en mi mente segundo a segundo, pero no puedo rezarte esta noche. Y ahí están tus dulces ojos pardos, mirando el cielo estrellado de tus sueños y yo aquí, queriendo rezarte y no puedo.
Y como no puedo rezarte esta noche, entonces rezo...

"Dame Señor amor más verdadero. Dame Señor aceptar más, pretender menos. Dame mi Dios... saber mirar el cielo"

Comentarios

Entradas populares de este blog

Libres

  SER LIBRES DE LAS OPINIONES DE LOS DEMÁS. LIBRES DE LA ESCLAVITUD QUE SIGNIFICA ESTAR PENDIENTES DE LA IMAGEN FRENTE A LOS OTROS"  [Gurdjieff]   Confía en tu corazón, olvida las opiniones externas y suelta los viejos mandatos heredados y repetitivos sobre quién y cómo deber ser o hacer. Sólo cuando hayas olvidado todas las reglas, las criticas, incluso las constructivas y lo que los otros desean y esperan de vos, habrás podido hacer el suficiente silencio para escuchar en tu interior y despertar; tomar conciencia que depende sólo de nosotros ser todos los protagonistas de nuestra propia historia y animarnos, pese al qué dirán, a elegir lo que nos hace felices, lo que verdaderamente deseamos. No tengas miedo que el único pecado es no ser felices. •(Esto lo agrego yo)•

Memoria

No alcancé a esbozar el pensamiento y ya tenía su sonrisa frente a mis ojos. -Te quiero- decía sin saberlo y sin saber lo bien que me hacía. Un cuidadoso pero cálido abrazo rompió el hielo que hacía meses nos tenía separados, congelados, inmóviles casi irreconocibles. Lo extraordinario fue cómo mis brazos recodaban la forma exacta de su espalda y mi espalda el calor y la energía de su manos. El cuerpo tiene memoria, más memoria que la propia memoria; al menos que la mía que, dolida y asustada, ya hacía tiempo lo había olvidado. El cuerpo tiene memoria, me dijo mi maestra de danzas a mis ocho años y hoy recién la comprendo pues lo he comprobado . El cuerpo tiene memoria, sólo bastó una sonrisa y la fiesta pudo acabar en paz.

Un cuento de hadas

Sofía creía haberse enamorado, como se enamoran todas las chicas de su edad. Ciertamente lo había hecho, pero no como todas las otras. Amaba sus palabras, sus ojos, el olor a su piel, lo suave de su cabello. Y decía que él amaba el color de su voz, el sabor de su mirada y el olor de sus besos. Se amaban tanto, que tenían un país inventado, que digo un país, un mundo entero, donde el cielo permanecía en la aurora y los árboles eran todos de moras. Ella lo amaba, como todas las chicas de su edad aman, él la amaba, como las aman a todas las chicas de su edad; Se amaban tanto, que en un lugar se les acabó el amor y no se dieron cuenta. Sofía creía haberse enamorado pero, los cuentos de hadas son sólo eso, ella debió saberlo.